私の魂は、今も私の過去の人生に結びついています
Watashi no tamashī wa, ima mo watashi no kako
no jinsei ni musubitsuite imasu.
Hita: Mi alma está ligada a mi vida
pasada, incluso ahora.
Hita, a veces deseo conocerte y saber más de ti…
Comenzaré a contar mi no tan larga historia mientras
expreso cada uno de mis sentimientos y miedos para y hacia Hita.
Violines perturbaban el aire que sonaba tan constante en el
fondo de aquella fosa oscura, ver como las ánimas se elevaban en forma de
luciérnagas con resplandores luces intermitentes. Una voz muy suave salía de mi
garganta y le acompañaba, mi cabello se
mecía y mis ojos lentamente se iban cerrando paso a paso que daba hacia aquel
lugar sujetaba más mi alma, encadenada mi cuerpo y sostenía mis lágrimas
apretando con fuerza mi pecho ahogando el sufrimiento. Una niebla sobre el ras
del suelo hacía que aquellas enormes puertas se vieran como la entrada a algo
prohibido, el paisaje era misterioso mas no siniestro. Emanaba la paz que Hita echaba
a perder cuando reposaba cada noche mi cuerpo sobre la cama. Esta vez estabas
siendo diferente Hita… ¿alguna vez podrías decirme más cosas de ti?
Esa sonrisa tan armoniosa con el enorme par de ojos
entrecerrados que llevaba puestos en su rostro, ¿es un día especial para ti
Hita?... ¿necesitas mi ayuda?. Algo que
se mantuvo en mi pensamiento, preocupación que no creí tener hacia ese algo no
fantasmal ni humano. Su cuerpo no levitaba, sus pies yacían descalzos, su
mirada había sido abandonada…
Sabes… dos pasos más y habré atravesado las puertas y habré
caído completamente a la fosa. No era que me importara caer, no era que
sintiera miedo, tampoco esperanzas mi mano sujetaba la suya con felicidad y
calma. Me pregunto cuantas veces me he fijado en ti, cuántas veces he tocado mi
piano para llegar a ti, ¿cuántas veces hemos jugando juntos Hita? ¿Tienes idea
de cuánta edad tenemos ya?
¿Podríamos jugar una vez más? Prometo dejar que jales mis
tobillos hacia lo más oscuro y profundo. Esta vez quiero ser atrapada, podrías
tomar mi hombro y pasar tu mano por mi espalda si lo deseas. Esta vez no tendré calofrío, no sentiré nervios. ¿Por qué hasta el momento no te habías enseñado
así Hita?
Mientras jugábamos la noche se hacía más oscura y las
estrellas se apagaban una a una, la luna se enrojecía y el lugar se hacía
pequeño… ya solo veía un inmenso árbol de hojas rojizas, las enormes puertas y
las notas que emanaban desde abajo.
Hita acarició mis mejillas y abrió mis ojos, me observó por
largos e interminables minutos. Mi cuerpo volvió a estremecerse, mi corazón se
comprimió como si fuerza tomado por una mano y haberlo apretado… ¿Hita ha
tomado mi corazón?
Mis palabras permanecieron en mi cabeza, el hilo del
pensamiento que conectaba a mi garganta había desaparecido por aquel momento;
solo pude ver su sonrisa. Una risa carente de sonido, muda, fría, unos labios
sádicos que se posaron sobre los míos… sin sabor.
Mi piel comenzó a sentir otra vez el frío y algo que trepaba
por mi pierna. Una rata había sido atraída por el olor a sangre, putrefacta
sangre que corría desde mi cuerpo hasta llegar a mis pies. ¿Debería cerrar mis
ojos una vez más y guiarme por los ojos de mi alma?
Hita… ¿Cuán conectada estuve a la vida? ¿Cuánto a la muerte?
Hoy es mi festividad favorita, ¿no lo es? La noche donde las
brujas salen de caza, el día en que la noche se pinta de rojo y donde las
historias más aterradoras son libres de pecado para ser contada con vitalidad. La
noche de brujas.
…
He sido empujada a este abismo de eterna soledad, a la consumición
de mi cuerpo, al desgaste de mi alma, a la neutralidad más agraciada. Siento
que caigo, que soy jalada. Puedo sentir tus manos Hita mientras mi sonrisa se
va apagando con la noche y por final el ritual está comenzando a dar frutos.
¿Alcanzas a ver como las puertas comienzan a cerrarse lentamente y la niebla se
vuelve más espesa?
Mi mundo se estaba pasando del cuasi color al blanco y
negro, era gradual e imparable. El arrebato de mis sentidos estaba comenzando a
hacerse notar, ¿lo próximo sería mi audición? Debo guardar esta melodía en mi
memoria, debo recordarla por los tiempos que vendrán y cortarán cada lazo que
pude haber creado. Estas heridas parecen estar sanando. Cada mano ensangrentada
que llego en mi ropa, también la guardaré aquí en este diminuto corazón, os recordaré
a todos, a cada uno de los que causaron este dolor que va desapareciendo, a
cada uno que causó mis lágrimas, a cada persona que trató a mi persona como
basura. Mi odio puede aumentar, mi resentimiento pasar a otra vida, los golpes
podrán haber sanado pero el vuelo hacia
aquel río no pudo haber sido impedido. Hita me ayudó, almorzó cada bocado de
agua conmigo; ese mediodía fue el más fructuoso de cada uno de mis días anteriormente
vividos. El ayudó a atar esa débil soga que me separaba de aquel mundo con
este. El tiempo se detuvo, los pétalos
de las flores de algunos árboles que rodeaban aquel lugar se había convertido
en pequeñas gotas de agua entintada.
Familia, amigos… alguna vez habían sido aquello tan preciado
que llegaba a atesorar cada memoria creada. Era una tonta muñeca de porcelana
fina, intangible, frágil… tan llamativa. Objeto de posesión de quien me
rodeara, inmensa provocación y deseo de quien me conociera. No pude ser
rescatada por ellos. No extendieron su
mano cuando Hita me acompañó en mi caída. Nadie lloró cuando desaparecí de
aquel mundo. Nadie sufrió, nadie me retuvo en sus memorias, no supe ser
merecedora de sus sentimientos.
Burlas, risas… una gran cena se llevaba a cabo mientras Hita
seguía arrastrándome y mi vista se volvía más borrosa. La música no dejaba de
tocar. Pareciera que millones de flores cayeran sobre mi cuerpo. Un agradable
aroma emergía de las profundidades, era cruelmente relajante que cada espina rasgara
mi piel para que se entremezclara el olor de mi sangre con el de aquellas
flores.
“Da la vida por
alguien más, muere y despierta en otro lugar. Vive y sacrifica tu vida para
volver a donde partiste. Da mil vueltas y comete mil errores, respira y ve la
brillante luz del sol. Aprecia lo verde y siente dolor. Crea memorias para
borrar el sufrimiento. Bloquea tus traumas cuando ya no seas capaz de soportarlos.
Justifica tus acciones son palabras, deriva los hechos a simples actos de
generosidad fingida, y vuelve a empezar una vez más.”
Como lo había creído, solo susurró tenuemente palabras
alentadoras, temiblemente agradables. Bañaron mis oídos de dulce sabor
impulsando al último y agotado latido del corazón.
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