[H i t a] (•̪●)̪





私の魂は、今も私の過去の人生に結びついています
Watashi no tamashī wa, ima mo watashi no kako no jinsei ni musubitsuite imasu.
Hita: Mi alma está ligada a mi vida pasada, incluso ahora.




No vivo en una mansión llena de fantasmas, aún así siento su presencia cuando me atraviesa su sombra, sus frías manos acariciando mi piel por las noches, y su ruda forma de ser cada vez que me despierta jalando mis piernas tomándome de mis tobillos. La ridícula forma en que tiende mover mis sábanas para perturbar mis sueños y la extraña manera en que aparece su figura en mis sueños. La extraña forma de amar a una esencia que carece de cuerpo… me pregunto cuan loca puedo llegar a estar creyendo que él aún sigue aquí.
Hita, a veces deseo conocerte y saber más de ti…

Comenzaré a contar mi no tan larga historia mientras expreso cada uno de mis sentimientos y miedos para y hacia Hita.


Violines perturbaban el aire que sonaba tan constante en el fondo de aquella fosa oscura, ver como las ánimas se elevaban en forma de luciérnagas con resplandores luces intermitentes. Una voz muy suave salía de mi garganta y le  acompañaba, mi cabello se mecía y mis ojos lentamente se iban cerrando paso a paso que daba hacia aquel lugar sujetaba más mi alma, encadenada mi cuerpo y sostenía mis lágrimas apretando con fuerza mi pecho ahogando el sufrimiento. Una niebla sobre el ras del suelo hacía que aquellas enormes puertas se vieran como la entrada a algo prohibido, el paisaje era misterioso mas no siniestro. Emanaba la paz que Hita echaba a perder cuando reposaba cada noche mi cuerpo sobre la cama. Esta vez estabas siendo diferente Hita… ¿alguna vez podrías decirme más cosas de ti?

Esa sonrisa tan armoniosa con el enorme par de ojos entrecerrados que llevaba puestos en su rostro, ¿es un día especial para ti Hita?... ¿necesitas mi ayuda?.  Algo que se mantuvo en mi pensamiento, preocupación que no creí tener hacia ese algo no fantasmal ni humano. Su cuerpo no levitaba, sus pies yacían descalzos, su mirada había sido abandonada…


Sabes… dos pasos más y habré atravesado las puertas y habré caído completamente a la fosa. No era que me importara caer, no era que sintiera miedo, tampoco esperanzas mi mano sujetaba la suya con felicidad y calma. Me pregunto cuantas veces me he fijado en ti, cuántas veces he tocado mi piano para llegar a ti, ¿cuántas veces hemos jugando juntos Hita? ¿Tienes idea de cuánta edad tenemos ya?


¿Podríamos jugar una vez más? Prometo dejar que jales mis tobillos hacia lo más oscuro y profundo. Esta vez quiero ser atrapada, podrías tomar mi hombro y pasar tu mano por mi espalda si lo deseas. Esta vez no tendré calofrío, no sentiré nervios. ¿Por qué hasta el momento no te habías enseñado así Hita?

Mientras jugábamos la noche se hacía más oscura y las estrellas se apagaban una a una, la luna se enrojecía y el lugar se hacía pequeño… ya solo veía un inmenso árbol de hojas rojizas, las enormes puertas y las notas que emanaban desde abajo.

Hita acarició mis mejillas y abrió mis ojos, me observó por largos e interminables minutos. Mi cuerpo volvió a estremecerse, mi corazón se comprimió como si fuerza tomado por una mano y haberlo apretado… ¿Hita ha tomado mi corazón?

Mis palabras permanecieron en mi cabeza, el hilo del pensamiento que conectaba a mi garganta había desaparecido por aquel momento; solo pude ver su sonrisa. Una risa carente de sonido, muda, fría, unos labios sádicos que se posaron sobre los míos… sin sabor.
Mi piel comenzó a sentir otra vez el frío y algo que trepaba por mi pierna. Una rata había sido atraída por el olor a sangre, putrefacta sangre que corría desde mi cuerpo hasta llegar a mis pies. ¿Debería cerrar mis ojos una vez más y guiarme por los ojos de mi alma?

Hita… ¿Cuán conectada estuve a la vida? ¿Cuánto a la muerte?

Hoy es mi festividad favorita, ¿no lo es? La noche donde las brujas salen de caza, el día en que la noche se pinta de rojo y donde las historias más aterradoras son libres de pecado para ser contada con vitalidad. La noche de brujas.



He sido empujada a este abismo de eterna soledad, a la consumición de mi cuerpo, al desgaste de mi alma, a la neutralidad más agraciada. Siento que caigo, que soy jalada. Puedo sentir tus manos Hita mientras mi sonrisa se va apagando con la noche y por final el ritual está comenzando a dar frutos. ¿Alcanzas a ver como las puertas comienzan a cerrarse lentamente y la niebla se vuelve más espesa?


Mi mundo se estaba pasando del cuasi color al blanco y negro, era gradual e imparable. El arrebato de mis sentidos estaba comenzando a hacerse notar, ¿lo próximo sería mi audición? Debo guardar esta melodía en mi memoria, debo recordarla por los tiempos que vendrán y cortarán cada lazo que pude haber creado. Estas heridas parecen estar sanando. Cada mano ensangrentada que llego en mi ropa, también la guardaré aquí en este diminuto corazón, os recordaré a todos, a cada uno de los que causaron este dolor que va desapareciendo, a cada uno que causó mis lágrimas, a cada persona que trató a mi persona como basura. Mi odio puede aumentar, mi resentimiento pasar a otra vida, los golpes podrán haber sanado  pero el vuelo hacia aquel río no pudo haber sido impedido. Hita me ayudó, almorzó cada bocado de agua conmigo; ese mediodía fue el más fructuoso de cada uno de mis días anteriormente vividos. El ayudó a atar esa débil soga que me separaba de aquel mundo con este.  El tiempo se detuvo, los pétalos de las flores de algunos árboles que rodeaban aquel lugar se había convertido en pequeñas gotas de agua entintada.

Familia, amigos… alguna vez habían sido aquello tan preciado que llegaba a atesorar cada memoria creada. Era una tonta muñeca de porcelana fina, intangible, frágil… tan llamativa. Objeto de posesión de quien me rodeara, inmensa provocación y deseo de quien me conociera. No pude ser rescatada  por ellos. No extendieron su mano cuando Hita me acompañó en mi caída. Nadie lloró cuando desaparecí de aquel mundo. Nadie sufrió, nadie me retuvo en sus memorias, no supe ser merecedora de sus sentimientos.

Burlas, risas… una gran cena se llevaba a cabo mientras Hita seguía arrastrándome y mi vista se volvía más borrosa. La música no dejaba de tocar. Pareciera que millones de flores cayeran sobre mi cuerpo. Un agradable aroma emergía de las profundidades, era cruelmente relajante que cada espina rasgara mi piel para que se entremezclara el olor de mi sangre con el de aquellas flores.



Da la vida por alguien más, muere y despierta en otro lugar. Vive y sacrifica tu vida para volver a donde partiste. Da mil vueltas y comete mil errores, respira y ve la brillante luz del sol. Aprecia lo verde y siente dolor. Crea memorias para borrar el sufrimiento. Bloquea tus traumas cuando ya no seas capaz de soportarlos. Justifica tus acciones son palabras, deriva los hechos a simples actos de generosidad fingida, y vuelve a empezar una vez más.”

-          - Hita… si volviera a empezar, ¿me acompañarías? ¿Podrías ser mi soporte? ¿Mi apoyo?


Como lo había creído, solo susurró tenuemente palabras alentadoras, temiblemente agradables. Bañaron mis oídos de dulce sabor impulsando al último y agotado latido del corazón.

-         - Te he arrastrado hacia la muerte misma para estar contigo eternamente Koime.

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